Carta para un amigo
Las etapas de la vida fluyen como el canto
de un ruiseñor sin dejar huella en mi memoria,
han transcurrido los años, y la experiencia
se acumula como hojas en un otoño dorado
Aun conservo la frescura de un adolescente,
y junto a el la inmensa necesidad de sentarme
bajo la sombra de algún árbol frutal
que cubra de dones mi larga existencia,
Soy como una oración dicha en la boca
de un místico cristiano, todos los días descubro
horizontes infinitos creados por DIOS,
voy satisfaciendo mis ansias misteriosas.
He guardado con celo hermosas aventuras.
En mi bendecida juventud viví tristezas, alegrías,
y alguna que otra prosperidad. Todo fue como
un museo impregnado de gracia y melancolía,
Es aquí donde he podido contemplar todas las
divinas emociones que la vida generosamente
ha podido darme, a estas alturas de mi vida,
sin sospecharlo he ido buscando la paz del alma,
Ahora voy a bordo en un tren sin rumbo fijo.
Tengo la dicha de contemplar el firmamento
cuando aún florecen mis sueños, deseo seguir
escribiendo y hablar con las aves y el viento.
Desde lo más profundo de mi alma. te confieso
que me defino como un poeta sin profesión,
la vida me ha llevado fácilmente por caminos y
peregrinaciones sentimentales y espirituales,
Es por ello que he vivido estos años como un ermitaño
sin compartir mis más profundas emociones.
Ya con mis manos temblorosas, entre lo pobre y lo rico,
espero los días de un nuevo ocaso,
?Que hace un poeta y un pintor sin un centavo en las
manos¿. Los viejos estorban cuando quieras
verme, ven a cualquier hora, te doy la más
cordial bienvenida, mi puerta siempre estará, abierta.
Autor: Luis Alberto Morales Guerra.
Seudónimo: Luis Alberto Del Alba.
Reservados todos los derechos de autor.
Escrito en Casablanca Valparaíso Chile.
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o copiado sin la autorización del autor.
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