CRISTO
Estos son las oraciones que las almas
sedientas en sus desiertos claman,
cuando Jesús les habla el corazón
del siervo se goza de encontrar la calma.
Cristo dejo huellas con sus manos santas,
y el hombre sintió al instante la suave brisa
de la mañana, y se sentó en sus barcas,
y se despertaron contemplando el alba.
Entre nubes de algodón escuchaban lo que
el predicaba, y una dulce sonrisa lleno
sus corazones con destellos de luces que
iluminaron sus rostros cuando el hablaba.
Un delicioso aroma de rosas rojas
embriago sus almas, y la multitud sintió
al instante como si le nacieran alas y llegaron
hasta donde el estaba.
Con el roció de la mañana se mojaron sus caras,
y con lluvias de agua temprana se abrieron
los portales de las ventanas, y se rasgaron
sus vestidos por la fuerte brisa de aquella mañana.
Bajo el ocaso del sol los hombres contemplaron
a un lisonjero que sobre el mar caminaba,
se acercó a sus barcas. y les dijo, hoy estarán
conmigo donde nace el alba.
Abrigo sus cuerpos con sábanas blancas,
les dio alimento y sacio sus almas y continuaron
sus viajes con sus velas izadas con bendiciones
santas que derramaba el cielo aquella mañana.
Nosotros los marineros, llevamos tu nombre en bandejas
de plata, con bordes oro, llenas de rosas de algunos
jardines de aquella mañana, y templamos las velas
por haber visto a Jesús en el ocaso de aquella mañana.
Autor. Luis Alberto Morales Guerra.
Seudónimo. Luis Alberto Del Alba
Reservados todos los derechos de autor.
Escrito en Casablanca Valparaíso Chile
comoescribeunangel.blogspot.com
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