EL MURO
Entonces usted entiende
qué no hay nada que nos
una. Ha caído el Abismo
intangible que nos separa.
No importa que nuestra
infancia hubiese caminado
por las mismas calles, o soportado
el mismo hambre, o el frío,
De pronto descubrimos
qué ese hombre o esa mujer
qué fueron como hermanos,
son completamente ajenos a nosotros.
=
No nos irrita que lean nuestros
apuntes, incluso sonreímos,
para que no se sientan marginados
de nuestras vidas, porque nos
sentimos culpables.
Irremediablemente, de que
ya no queremos
relacionarnos con ellos,
porque simplemente
simplemente no queremos.
Del libro,
De los escogidos se alimenta el rebaño
Autor.
Graciela Osses
Casablanca chile
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